miércoles, 29 de febrero de 2012

El Pabellón de Chile









-Por Álvaro Sánchez Vázquez y Federico Valverde


La historia del pabellón

El 19 de noviembre de 1924 fue invitado oficialmente el Gobierno de Chile por el español, para concurrir en el certamen sevillano así como también se gestionó su participación en el Colegio Mayor Hispano-Americano, siendo inicialmente afirmativas, sin embargo España no fue capaz de plasmar este último proyecto.

El 21 de enero de 1926 se recibe formalmente respuesta del Gobierno chileno aceptando la invitación con el deseo de una brillante intervención. Un decreto de la Alcaldía de Sevilla de 28 de noviembre de 1927, le cede los terrenos para la construcción del edificio representativo.

El pabellón es el proyecto ganador, de un concurso celebrado en 1927 por la Asociación de Arquitectos de Chile, organizado a instancia de la Comisión Chilena para la E.I.A. En las bases se especifica el carácter permanente del edificio y sobre el terreno que se ha de construir.

A través de la prensa chilena sabemos que el resultado del concurso es acogido favorablemente por unanimidad, tras algunas modificaciones. En Chile la vanguardia cultural se encontraba en la búsqueda de una arquitectura nacional. Se hablaba de evolución de mirar al pasado pero para proyectar al futuro, estas ideas de la creación de un nuevo orden propio pero ligado a la tradición son recogidas por los nuevos arquitectos chiles, entre ellos Juan Martínez Gutiérrez, ganador del concurso y su pabellón, aún apoyándose en elementos culturales de Chile, adquiere un carácter simbólico muy cercano a la vanguardia expresionista, la compleja volumetría del edificio habría de proponer la imagen analógica de la geografía del país chileno.


El Pabellón desde diversas opiniones de expertos

Según las propias palabras del arquitecto Martínez Gutiérrez, entonces profesor de Construcción Decorativa en la Universidad de Santiago, recogidas en el periódico “El Liberal” de 1 de noviembre de 1928, éste dice “ El conjunto encuadrado en los jardines interpretará el espíritu chileno, sin recurrir para ello a motivos coloniales, sino a agrupaciones de volúmenes y trozos de escultura y pintura capaces de sugerir el ambiente de un pueblo y de hacernos adivinar su cultura. Expresar los plácidos remansos de las costas chilenas y la orografía titánica de los Andes, componiendo de forma casi escultórica las masas grises y blancas, que van ascendiendo hasta culminar en la fuerte torre...”

La obras empiezan el mismo año que se falla el concurso, dirigiendo las obras su autor que llega a Sevilla el 31 de Octubre de 1927. Tras no pocas dificultades económicas que modifican algunos aspectos del proyecto original, con la renuncia de le empresa constructora y el cese del arquitecto cuatro meses antes del término de la misma el pabellón es concluido a mediados de Agosto de 1929.

Como bien dice Villar Movellán “Chile, que escatimó cuanto pudo el dinero para la obra, no se recató sin embargo a la hora de decidir el grandioso proyecto pensado por Juan Martínez Gutiérrez, que conseguiría con esta montaña de hormigón el edificio mas original de los concurrentes extranjeros. Se trata de una construcción que quería representar a la nación en sus aspectos telúricos y en su orografía sobre todo”

La superficie total del pabellón es de 2.687, 5 m2 y se asienta sobre una parcela de 5.699 m2, el coste final de la obra por metro cuadrado osciló entre 250 y 300 pesetas. Se trata del pabellón de la exposición mas extenso en superficie, consta de tres plantas de altura, en buena parte de la totalidad del edificio y la torre de 50 metros de altura.


La estructura del edificio

La estructura, en su mayor parte, es un entramado de hormigón armado de vigas y pilares, con forjado del mismo material en casi todas las zonas. En las zonas nobles se resuelve mediante elementos de madera vista, con artesonado notable en ciertas partes. La estructura de la cubierta son a base de cerchas de madera en las que son inclinadas y de hormigón en las planas resueltas a la andaluza. Las columnas del patio son de piedra natural de dos colores, gris y rojo, y la monumental portada de tipo precolombino, roja al igual que el zócalo exterior. Grandes trozos de cantería con ornamentos indígenas acababan el pabellón. Son de destacar los estucos originales de la fachada, que, con tonos grises en su base, se iban haciendo blancos a medida que ascendía, rematándose en algunas zonas rojizas.


1 comentario:

  1. Lo correcto es indicar de donde habéis copiado el texto.

    Ya que no la hacéis lo haré yo su autor:
    http://exposicioniberoamericanadesevilla1929.blogspot.com.es/2010/04/pabellon-de-chile_16.html

    Atentamente
    Juan José Cabrero Nieves
    jujoca@ono.com

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